"Porque esta precisa hoja tenía que crecer de esta precisa manera en este preciso lugar para que este preciso viento pudiera romperla de esta precisa rama y hacerla volar en esta precisa cara en el momento preciso. Y si alguna de estas cosas no hubiera pasado nunca, nunca te habría conocido".
Dave a Ellie Oswald "The Rings of Akhaten"
Todos crecemos con la evidencia existencial de que las personas somos simples cajas torácicas más grandes por dentro y Doctor Who, elabora atentamente esta creencia con personajes y hasta con escaleras (véase The Snowmen) más elevadas de lo que parecen. Ya en "La mujer del Doctor" nos presentan un pequeño mundo al que apodan "casa" que devora TARDIS´es y derrocha crueldad a cada palmo de terreno, muy considerable por fuera pero muy vacío y pequeño por dentro. En "The Rings of Akhaten" volvemos a ver un planeta con vida propia que devora todos los obsequios con valor, y cuanto más amados sean por la persona que lo entrega, más satisfecho quedará su "Dios". Puede que tragarse los recuerdos de un Señor del Tiempo sea la comida y la cena de éste mundo de Akhaten, pero el valor que contienen los pequeños detalles del amor, caben en una hoja de árbol que es mucho más importante por dentro. ¿Qué error comete entonces el Dios devorador?, creer que ese trozo de árbol no puede contener más que recuerdos caducos, memorias y palabras amoratadas en las ramas caídas del tiempo. Afortunadamente eso no es verdad y se trata de "la hoja más importante en la historia de la humanidad". Todo eso me recordó (todo hay que decirlo) a la escena del hombre gordo en "El Sentido de la Vida" de los Monty Pyton, el hombre devoró más de 100 platos pero explotó con una onza de chocolate en el postre. El planeta fue exterminado por las casualidades acontecidas en 1981, un hombre en la acera, un coche acelerado (a lo "Father´s Day"), y una hoja arrastrada por el viento acabaron por rescatar nueve planetas en una galaxia muy, muy lejana.
En "The Rings of Akhaten" no se abusa del tópico "la belleza se encuentra en el interior" eso ya es de sobra conocido en "La Bella y la Bestia", en ésta aventura Neil Cross nos muestra mucho más. Entender las leyes de la serie es relamerse con toda la música que Murray Gold nos ponga en la mesa, y para mayor festejo, todo el hechizo que el compositor de Doctor Who esconde en sus dos corazones, se esparce a lo largo de los 43 minutos de episodio. En éste momento nos presentan la tormenta perfecta, Merry es apoteósica en su tema para ayudar al Doctor, su voz sabe ser potente y encantadora, la "Reina de los Años" nos encharca en su canción mientras, el Señor del Tiempo que encarna Matt Smith (ya no es al revés) nos demuestra su grandeza como actor en unas palabras que recordaremos como las de "The Power of Three" con Amy a su lado. Todo sucede a la vez en éste gran y excelente episodio-musical de Doctor Who.
Fuente: Papel Psíquico
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